Entonces vale la pena también visitar el Proyecto Rímac que fue expuesto en diciembre del año pasado en el Centro Cultural de España.
Carlos Morelli / Melissa Herrera. Rimaq Mayu - El río hablador (escultura cinética). 2008. Video 4'29". Colección MICROMUSEO ("al fondo hay sitio").
La Tierra sigue muriendo. Aún en el Día de la Tierra, cuya creciente reivindicación retórica poco parecería lograr contra la devastación que se multiplica. Pero hay también un cierto poder en lo simbólico. Una posibilidad mobilizante y evocadora. Sanadora. Es desde esa ilusión que este 22 de abril de 2008 MICROMUSEO incorpora a sus colecciones las intensidades poéticas y políticas de Rimaq Mayu: un video precioso, y al mismo tiempo una de las propuestas más ajustadas que el arte peruano haya generado para la intervención ética, estética, en el paisaje.
Sus artífices, Carlos Morelli y Melissa Herrera, reconfiguran desde una simulación digital la voz ahogada del llamado Río Hablador. El quechua Rimaq Mayu, que desemboca muerto en el cáncer urbano de Lima tras haber nacido purísimo entre los altos glaciares andinos. Ahora casi desaparecidos, por supuesto, y de allí la significancia mayor de volver a ellos como metáfora final de las fuentes primeras de la vida: es su sola energía primordial la que dinamiza a esta obra, soñada como una escultura cinética cuyos golpes de campana dan cuerpo sonoro a la naturaleza que agoniza. Cabe a nosotros definir si ese tañido será un réquiem o un despertar.
Hablan los autores: “este proyecto se articula viendo como voluntad del propio río la descontaminación de sus aguas. Los artistas tienen la convicción de que la voz de Rimaq debe ser escuchada por todas las personas y no sólo por la imaginación de los poetas. Surge entonces una estructura de madera y de acero que provee al río de una voz universal, un sonido repetitivo que se oirá a través del valle y podrá ser contemplado desde un mirador próximo a la obra”. O desde la virtualidad de este espacio web.
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Repudio público al diario Correo, su director Aldo Mariátegui y a su pensamiento fascista, discriminador, canalla y vulgar
Veo algo tarde la vergonzosa edición del diario Correo de hace dos días (23 de abril), donde su director Aldo Mariátegui ha publicado una de las portadas y columnas más indignantes de sus tiempos recientes -el diario es facha, eso no es ninguna sorpresa- por el tipo de discriminación abierta ejercido contra la congresista quechuahablante Hilaria Supa al 'denunciar' con gran desparpajo sus 'errores' de ortografía.
Aunque parezca increible el imbécil de Aldo Mariátegui -perdonen el calificativo pero hay que ser imbécil para defender semejantes argumentos- descalifica burdamente a la congresista Supa por no saber escribir 'bien' el castellano, mofándose incluso en la portada con la frase "Urge Coquito para congresista Supa". E incluso en su columna se lanza atrevidamente a hacer un juicio descaradamente racista donde pretende dibujar los rasgos de una persona que no habla un "correcto" castellano como él (o a como él le gustaría) con las normas pretendidamente 'adecuadas' del idioma. Una especie de sucesión argumental que bien parecen evocar los razonamientos más delirantes del siglo XIX y quizá ni eso, intentando equiparar el flaco nivel de escritura del castellano con características como ser agresivo, prejuicioso, obtuso, escandaloso.
Cito la desverguenza:
"Y es indiscutible que una persona con una instrucción tan, digamos, elemental -siendo generosos- poco puede aportar en la elaboración de leyes, en la fiscalización de casos complejos, en la reflexión diaria de hacia dónde debe ir la nave del Estado... Una persona así posiblemente sólo se va a limitar a repetir lugares comunes, a oponerse a todo sólo por oponerse, a estar a la defensiva ante cualquier idea nueva, a ser prejuiciosa, a buscar llamar la atención mediante el escándalo antes que por la excelencia de sus iniciativas, a descalificar al adversario con el eterno recurso de victimizarse, a ser agresiva... Lamentablemente, todo lo anterior ha caracterizado a la congresista Supa y estoy seguro de que su respuesta consistirá en acusarnos de ser nazis y hacerse la víctima."
Lo más curioso de la columna entera es que parece intentar lavarse las manos de antemano anunciando que no existe ningún prejuicio en sus palabras, y que su denuncia deriva de una simple constatación de las normas del castellano. Alguien debería decirle algo -en 'correcto' castellano, claro está- sobre linguística y geopolítica al desubicadísimo Mariátegui para que altere sus percepciones positivistas y pragmátistas del lenguaje. El tema es algo más que indignante y pone sobre la mesa un tipo de discriminación muy común, y al mismo tiempo muy velada, inscrita en las concepciones que mantenemos cotidianamente sobre la propia escritura y que pretendemos extenderlas a todos como normas únicas, excluyendo otras formaciones culturales que no responden a la estructura occidentalizante o que no se encuentran iluminadas "por las luces de la cultura" -citando nuevamente sus más que burdamente 'reveladoras' palabras-.
La actitud de Mariátegui es un conducta policial y fascista, que parece arrogarse el derecho de decir quien escribe "bien" y quien no, y por ende, quien tiene derecho de opinar y quien no, quien tiene el derecho a ser representado y quien no. Su escrito además hace un salto con garrocha de la necesaria mención que Hilaria Supa es una mujer cusqueña quechuahablante de nacimiento, y cuya segunda lengua es el castellano que aprendió sola y elaborando una lucha permanente por las mujeres y por las comunidades campesinas. No hay que ser linguista para entender que el lenguaje tiene una inscripción social y política evidente, y que aquí estamos frente a una lengua que ha sido permanentemente subalternizada, privada de múltiples accesos en el país y aún hoy menospreciada por las distintas políticas culturales, educativas y económicas que desde el Estado nos han endosado una y otra vez.
Antes que el escarnio descarado e injustificado del diario Correo valdría más preguntarnos, por ejemplo, que es capaz de revelar ello sobre los modos en los cuales se han articulado las políticas públicas y la relación íntima que aún existe entre educación y discrimininación. En pocas palabras, lo que Mariátegui parece exigir es una especie de 'purificación' linguística en el Congreso, que también puede sin problemas leerse como una purificación étnica, cultural y racial. ¿Alguien dijo nazi en esta discusión? Oh sí, fue el propio Mariátegui.
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Otros indignados comentaristas:
- Nina Vigil: "¡Qué subnivel, señor Mariátegui!"
- Gustavo Faveron: "Así funciona el racismo. Por una fina cortesía de Aldo Mariátegui"- Centro Flora Tristán
- Patricia del Río: "Quechuahablantes y discriminación"
- Miguel Rodríguez Mondoñedo (La Peña Linguística): "Me tiemblan mis labios. El español andino en primera plana"
- Silvia Rendón (Gran Combo Club): "Combitos Supa-Mariátegui"
- Invasor C: "Cómo demostrar la ignorancia más supina y quemarte en el intento: el caso Mariátegui"
- Juan Sheput: "Cuando la ignorancia es atrevida"
- Rodrigo Nuñez Carvallo: "Aldo Mariátegui: racismo bastardo"
- Verdeopinión: "Lo que supo Supa"
Y aquí las acertadas opiniones gráficas de Alvaro Portales, tomadas de su último post "Caligrafía Aldito", donde muestra la portada y dos páginas de "Aldito 2009. Facho-Escritura":
1 comentario:
Aldo!
otro ridículo comunicador.
No es más amarillo porque no se levanta más temprano.
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