COMENTARIO: Tres Arenas de Ricardo Wiesse.

El jueves asistí a la inauguración de la muestra Tres Arenas -Emsamblajes, pintura abstracta y representaciones realistas: tres escenarios, tres lenguajes, tres modos de vincular naturaleza e historia- de Ricardo Wiesse en la sala Germán Krueger Espantoso del ICPNA de Miraflores. Una muestra que abre una nueva serie de obras planeada por el artistas desde hace más de nueve años. Aquí les comento sobre la muestra y con unas imágenes de ella, claro que ustedes tienen que ir a verla por completo.

La muestra estará en sala hasta el 17 de febrero y en el horario de martes a domingo de 11:00am a 08:00pm.

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RICARDO WIESSE – TRES ARENAS

Hace nueve años que Ricardo Wiesse viene trabajando una serie de obras inspirado en un marco natural, el paisaje de la costa. Para eso ha querido explorar con libertad tres visiones diferentes en su accionar visual: la pintura realista, la abstracta y el ensamblaje para instalación; tres visiones llenas de misticismo y de inspiraciones de cada elemento que caracteriza al suelo desértico y cercano al mar. El santuario de Pachacamác fue un punto clave para uno de los tres recorridos. La percepción realista que Wiesse tiene con respecto a este lugar nos narra la serenidad mágica y ancestral que siente al pisar ese suelo cargado de historia real y fantasiosa. El color a veces muy cerca de la veracidad de los ojos y a veces más lejos llegando a la verdad del sentimiento hace que nos enseñe que hay muchos sueños vivos en frente de esta sociedad fantasma. Pero también esa libertad de colores, no es narrativa de acuerdo al circuito de la muestra, algunas pinturas de un año no son correlativas al otro, por lo tanto no me lleva al tema evolutivo entre dicho lapso de años con una comodidad esperada aún así se puede percibir el aire histórico de la zona costeña, uno de los propósitos de estas imágenes.

Con la abstracción de lo natural, el paisaje es más “colorido”, ya no es solo tierra y moldes, ahora la esquematización fuera de nuestro mundo real se da en líneas, zonas particulares y trazos que nos dan varias texturas. El impulso que provoca representar la aspereza de la tierra en contraste con la suavidad de la arena, junto a los bloques de agua y grietas del suelo es idealizado a tal punto que todo pierde equilibrio y se organiza en un caos calmado y dominado por el artista. Las tonalidades secas logran la finalidad tosca de la tierra en conjunto, logra remontarnos al silencio de los marrones, celestes – ¿del cielo o del agua?-, negros y verdes que nos suelen invadir frente a estos paisajes. Como elemento constante aparte de la textura de los cuadros, las ondulaciones típicas de una duna es una llave maestra que se muestra como insignia naturalista. No hace falta que nos expliquen esta serie, aquí si está la naturaleza perdida de nuestra costa andina y el mundo místico que voló sobre ella.

El montaje contenedor de las piezas ensambladas es lineal. Se repite la misma intención que en los abstractos, la intención del conjunto de elementos diferentes entre sí pero que dan a lugar a un grupo de volúmenes y fuerzas al tacto y a la vista que es fácil de separarlos. Las formas de las molduras no develan sus secretos, pero el colorido y el cuerpo como dice el mismo Wiesse “están juguetonamente entre la pintura y la escultura”, pero en realidad no juegan, creo que sí llegan a ser una pintura y escultura, cosa que necesitaba el artista para representar lo que quería.

Ricardo Wiesse se ha caracterizado por la interpretación de su naturaleza, que lo acompaña desde su infancia norteña, no puede dejar de lado el amor a la tierra, a su historia natural, social y mítica. En esta muestra organizada por el ICPNA nos presenta un nuevo capítulo o quizás un nuevo mundo revalorizado por él –Wiesse-, por su preocupación por tener el amor a nuestro ambiente natural, nuestro oxígeno, nuestra agua, la tierra que nos soporta y que poco a poco podemos perderla.

Felipe Mayuri Poma