jueves, 12 de noviembre de 2009

Jose Torres-Bohl y Chucuito, paisajes urbanos.

Una muestra que recomiendo y que quisiera ir a ver (conociendo su trabajo) es la de Jose Torres-Bohl, artista y gestor cultural que con el tiempo mientras lo conocí -y sigo conociendo- se aprenden muchas cosas. Hace un tiempo comenté sobre otra exposición que realizó en la Escuela de Arte de la UNMSM que me atrevo a categorizar como pictórico-conceptual. Ahora casi como novedad, presentando cambios radicales en su pintura se deja llevar por las polícromas calles de Chucuito (Callao) mediante su individual del mismo nombre, la cual recomiendo a causa de esta amistad que nos une y por el sincero e interesante trabajo que veo cada vez que expone.

Aqui la nota de prensa más un artículo de El Comercio. La muestra va en el El Museo Naval que está ubicado en Jorge Chávez 123, Plaza Grau, Callao, hasta el 30 de noviembre.

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CHUCUITO

PAISAJES URBANOS



El pintor José Torres Bohl inaugura en el Museo Naval, el próximo 5 de Noviembre, a las 12m, una serie de pinturas sobre Chucuito, aquel antiguo y pintoresco barrio de pescadores del vecino puerto del Callao.

Bajo la técnica del pastel, sobre pliegos de cartulina “canson”, Torres Bohl ha concebido 14 espléndidos paisajes, urbanos y marinos, que según el mismo autor, no hacen otra cosa que resaltar la propuesta cromática de los mismos pobladores de Chuchito, quienes hace un año, premunidos de brochas y pintura, encendieron con colores brillantes las fachadas de sus casas y el entorno de su barrio.

La aventura de Torres Bohl, en Chuchito, comenzó cuando llegó al restaurant “El Colorao”, en busca de la mejor parihuela del momento y se dio de lleno con un paisaje sobrecogedoramente pictórico. De tal manera, “esto sí no me lo pierdo” – dijo- y así comenzó la aventura de transcribir sobre la cartulina aquella enjundia cromática, nacida del alma de los vecinos afincados en aquel barrio chalaco.

“Cuando hice la serie sobre Humareda, traté de rescatar el drama de un pintor peruano. En los bares tradicionales de Lima, en cambio, pinté la nostalgia adherida en las paredes y las locetas, las sillas y las mesas de esos espacios públicos que se van con el tiempo”. “Hoy, dice Torres Bohl, he querido pintar el aire puro que circula en Chucuito, una zona de Lima que es ordenada, limpia, con aire puro y un paisaje urbano que invita a vivir. Y todo ello sólo gracias al esfuerzo comunal y un poco de dirección Municipal.”

La exposición se inaugura el jueves 5, y va hasta el 30 de Noviembre próximo. El Museo Naval está ubicado en Jorge Chávez 123, Plaza Grau, Callao. El horario de atención es de martes a domingos de 9 am a 3pm.

Agradezco la difusión de esta nota de prensa,

Atentamente


José Torres Bohl


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Un homenaje al nuevo color de Chucuito

EL ARTISTA, CARACTERIZADO POR SU AMOR A LIMA, RETRATA ESTA VEZ, AL PASTEL, UN BARRIO EMBLEMÁTICO DEL CALLAO

La vocación por lo nuestro suele manifestarse de distintas maneras. La diversidad cultural del Perú da espacio a distintas sensibilidades,sea que se vuelquen a lo andino, lo amazónico o lo costeño, sea que miren con severidad crítica o con tranquila nostalgia. Las últimas de estas opciones, la vocación por la costa y por la nostalgia, son las que identificamos habitualmente con el criollismo, con el amor por esa Lima que se va, por las viejas tradiciones, por los espacios añejos en los que se respiran, como recuerdos, las experiencias pasadas con los amigos.

Fue precisamente eso lo que José Torres Bohl logró retratar de manera pura en su ya famosa serie de bares de Lima. En ella, uno encontraba que, más allá de la técnica (esa suerte de trazo suelto, como surgido de un expresionismo aprendido de Humareda), lo que importaba era la intención. Daban ganas de volver a esos bares, de pedir una cerveza, de brindar, de compartir una butifarra. De pisar nuevamente el aserrín.

Ahora, con ese mismo cariño, José nos regala una mirada urbana. Pero escoge un barrio que tiene el mismo sabor a antaño, a historia vivida, a nostalgia latente: el recientemente remozado, pero no por ello menos tradicional barrio de Chucuito, en el Callao. Uno puede pensar cualquier cosa acerca de la decisión de pintarlo como La Boca, en Buenos Aires. Que es una buena idea para atraer al turismo, que si funciona en Argentina, por qué no acá, o que la copia no dignifica y que se trata nada más que de una huachafería limeña —perdón, chalaca— más.

Pero eso no importa. Lo que se hizo en Chucuito, bueno o malo, se hizo porque es un barrio emblemático de inmigrantes italianos, humildes pescadores que se han vuelto chalacos y que le han dado un carácter particular a su barrio. Y eso es lo que uno ve en los pasteles de Torres Bohl: el carácter, el cartelito, la casa grandiosa-venida-a-menos y la apenas humilde, que con el tiempo se han vuelto hermanas, el personaje parado en la puerta….Hay cariño en el trazo de Pepe, y es eso lo que el espectador disfruta.


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