ACERCA DE: XVIII Concurso Nacional de Artistas Jóvenes

Hace unos días se acaban de presentar las pinturas ganadoras y seleccionadas del XVIII Concurso Nacional de Artista Jóvenes -Premio Cerro Verde- y como es usual, la ansiedad por saber de nuevos valores, algunos no tan nuevos, pero que representan parte de la futura escena pictórica en el país trae cuestionamientos que derivan entre los nuevos soportes, materiales, temas y posibles aniquilaciones de tradicionales modos plásticos protagonistas en la pintura.

Como ejemplo podría ser uno de los dos cuadros ganadores titulado "Paisaje urbano Nº33" del limeño Luis Benjamín Yuiján Verástegui en donde el abrigarramiento de su composición es tan atrevida como el caos que nos brinda la composición urbana de nuestros tiempos. Nos perdemos sin avisorar un punto central, y en nuestra ciudad no hay un punto central, Lima Centro ya no lo es, por si alguien no se ha dado cuenta.

Pero también no vivimos en una ciudad de cemento, ni habitamos con personas homogéneas de acuerdo a nuestras necesidades interiores, no defogamos lo que otros defogan, y creo que Yuiján encontró una forma técnica de reflejar tales "defectos" de nuestra civilización. Trozos vitales unidos a una superficie en donde la textura de estos no son gemelos como el que está a su costado. La disconformidad del ser está dispuesto en un orden contemporáneo que a la vez es un desorden para la paz de un lugar natural. Lo artificial y explosivo de nuestra ciudad y sus sombras en las tardes hacen que esta obra sea la que haya traido mayor atención al jurado.

Caso contrario pasa al contemplar el cuadro, también ganador del primer puesto "Preso en tu oscuridad" del arequipeño Wili Lino Mamani Benique. La tranquilidad no deseada de la ceguera aquí se vuelve un ensayo, y no un ensayo sobre la ceguera, sino un ensayo ante lo que no vemos acerca de una soledad oscura, y recalcándonos que miremos de una manera escultórica, Mamani nos brinda la novedad mediante su pintura de ver un ser dramaticamente olvidado desde sus "cuatro costados" invitándonos hacia esa intimidad cercana que varias veces evitamos por un temor mórbido de presenciar una tragedia natural o del destino que nos provoca indiferencia hacia otro ser como nosotros. La observación (hiper)realista hacia una fase de acuerdo a nuestros miedos sobre la soledad, el tiempo y el olvido junto con una negación de la vida hacia las últimas comtemplaciones que nos pueda otorgar esta, posiblemente hace que esta pintura a la par de la primera mencionada en este texto gane el primer puesto compartiéndolo con otro cuadro caótico, en donde la visión es problemática pero no evitable, sino atrayente.

Vale la pena mencionar los cuadros de esta exposición (y escogidos como menciones honrosas) de acuerdo a sus originales propuestas como "Sweety Action Heros" de Jorge Flores Najar que de nuevo hace del pop una característica constante de la pintura en el país, atreviéndose a re-popularizar a los héroes patrios a manera de caricatura japonesa (vean el dibujo animado Pucca), ironía aún no olvidada de la historia del Perú.

"Armadura (contra cochebomba)" de Rudolph Castro Pando interesa personalmente por su elección como mención honrosa así como por la posible originalidad de "Los Mosquitos de Rosa" de Alfredo Vitor Ayala.

Menciono para repasar obras como "De shopping por Perú" de Erika Paredes Delgado, "Vendedor de peras" de Cesar Sánchez Cárdenas, "Los Totorales" de Oliver Alvarado Huaroto y "Ahora yo puedo coser" de Luis Alberto Espinoza.