miércoles, 31 de diciembre de 2008

Sandra Gamarra -Aprendimos a ver arte como si fuera amor por correspondencia-

Cuelgo dos entrevistas a buen fin de cierre del 2008, la primera que hoy la pueden encontrar en el diario perú21 es a la artista Sandra Gamarra, quien reside en España y que como señala está a próximas a inaugurar una exposición en la galería Lucía de la Puente. La segunda la cuelgo a modo de imagen es la entrevista realizada a Fernando Bryce, artista peruano que reside en Alemania, entrevista publicada el sábado 20 de diciembre en la revista Somos (N. 1150).

Ambas entrevistas para estos artistas peruanos nos caen como buenos fines de cierre en cuanto al campo de las artes visuales de nuestro país. Dos artistas los cuales están atrayendo la atención de los museos e instituciones internacionales de arte debido a sus trabajos basados en criterios de estudio, cuestión, análisis y muy bien documentados; ingredientes principales para sus productos finales, exponiéndose en salas de museos, galería y ferias en Berlín, Nueva York y Londres.

Las entrevistas explican muy bien las situaciones de Sandra Gamarra y Fernando Bryce, así que sin más explicaciones los dejo con el deseo que este 2009 para la historia del arte peruano contemporáneo obtenga más gratificaciones como éstas dos notas y otras más que seguro ya se habrán comentado aquí o en otros medios


“Aprendimos a ver arte como si fuera amor por correspondencia”
La artista plástica peruana radicada en España Sandra Gamarra está en Lima preparando una exposición para la galería Lucía de la Puente. Obra suya ha sido adquirida por el MOMA de Nueva York y la Tate Gallery de Londres. Ella es uno de los valores de la plástica peruana actual. Autor: José Gabriel Chueca
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"Estuve reflexionando sobre mis desechos de los cuales, paradójicamente, no me puedo deshacer. Por ejemplo, fotografías que al final no uso, o fotos tomadas como registro, de las cuales uso solo un pedazo. En España, la gente bota mucho porque las casas son muy chiquitas pero, también, porque no tienen el miedo a no tener en el futuro que tenemos nosotros, que guardamos todo. Por eso, la exposición que estoy preparando se llama La ilusión del uso", explica acerca de la próxima exposición que ofrecerá en la galería Lucía de la Puente.

¿Son imágenes de desechos?
Son imágenes desechadas o que quedaron fuera de proyectos realizados. Son imágenes que nunca se usaron, pero que fueron hechas para eso, para no usarlas. Por eso es una ilusión de uso. E igual no me puedo deshacer de ellas. Esa costumbre creo que se la debo a mi mamá (sonríe).
Su línea de trabajo empezó pintando libros sobre obras de arte famosas.

Empecé pintando el catálogo del MOMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York) o las revistas de arte, aludiendo a la forma en que hemos aprendido a ver pintura: viendo la fotito; amor por correspondencia. Tal vez no es una forma original de consumir, pero me parece legítima, verdadera, porque, finalmente, somos eso. ¿O no?

Queda claro que estamos en la periferia cultural. Vemos el arte universal a través de fotos. El MOMA y la Tate Gallery de Londres, las dos catedrales del arte contemporáneo occidental, han comprado obra suya. ¿Golazo, no?
Es raro. Sucedió de pronto. No pretendo decir que no sea importante, pero pasa con muchos artistas. Lo que pasa es que, como estamos afuera, tendemos a idealizar todo. Es mucho más difícil que me compre obra un museo pequeñito superbueno en Ámsterdam. De nuevo, no lo menosprecio, pero hay tantas fundaciones donando dinero a museos grandes para comprar específicamente obra de Latinoamérica, que no es tan inusual.

¿Qué piensa de los precios millonarios que alcanzan obras como los tiburones en formol de Demian Hirst? ¿Es una payasada?
Lo peor es que no es una payasada. El mundo del arte no tiene por qué ser diferente del mundo real. Tiene las mismas taras y tejes y manejes. Hirst mismo intervino para que los precios subieran. El arte vale lo que se quiera pagar por él.

La última exposición que hizo en Lima fue sobre el Limac, este museo ficticio de arte contemporáneo de la capital. En Arequipa ya hay un museo de arte contemporáneo, y en Trujillo hay algo así. Pero en Lima no pasa nada.
Ya nombré a un nuevo director del Limac. No tengo tiempo para hacer todo. Cuando pienso en el museo de arte contemporáneo que se está haciendo en Barranco es: “Si ese terreno fuera privado, ¿le preguntarían a la gente si quiere un museo?”. Si en Madrid hubieran preguntado a la gente si quería el Museo del Prado, habrían dicho que no. Al comienzo, nadie los quiere. Una vez establecidos, pueden conseguir integrarse a la comunidad. Es cierto que a la cultura se llega desde abajo pero, para que eso suceda, hay que mejorar el sistema educativo, y ese ya es otro tema.

¿Es necesario vivir en Europa o Estados Unidos para avanzar en el arte?
Para mí, sí era importante. Pero hay otros grandes artistas que no salen ni a la esquina. ¿Si mi trabajo sería mejor sin haber salido? Es relativo. Al final, es un diálogo. De repente, uno llega y dice algo que resulta que encaja en un diálogo mayor. Y eso uno podría decirlo en Lima, París o Nueva York. Si interesa en ese momento, uno entra al diálogo. Creo que es importante salir para ser consciente del diálogo y ver que lo que uno dice no siempre interesa. Aquí, en Lima, al final, aunque chiquito, siempre hay un público que está pendiente. Afuera, uno puede abrir la boca y, quizá, a nadie le va a interesar en lo más mínimo. Eso sí lo remueve a uno.

Se fue en 2002. ¿Cómo ve las cosas por aquí?
A veces pienso qué tengo y qué no, y veo a mis amigas con sus hijos de cuatro o diez años y pienso que eso no lo he tenido. Es curioso que allá, en España, mis amigos recién piensen en tener hijos ahora. Lo que yo tengo, ellas lo podrían tener mañana. Pero yo no podría tener mañana un hijo de 10 años. Es una por otra. Venir me hace consciente de las decisiones que uno va tomando y que van formando tu vida.

1 comentario:

Gustavo Emé dijo...

buen post, al igual que el de bryce