Aquí los artículos publicados en el suplemento El Dominical del diario El Comercio en torno a la exposición colectiva 7 ensayos, 80 años, vigente hasta fin de mes en La Casona de San Marcos. Primero una crítica escrita por Diego Otero en donde elogia algunos trabajos por su directo mensaje y otros que según él carecen de fuerza conceptual para la muestra. Segundo, un fragmento de la ponencia del psicoanalista Saúl Peña dedicado profundamente a la vida intelectual y práctica de Mariátegui.
Por último el ensayista frances Roland Forgues, en otro fragmento de su ponencia Mariátegui en el Siglo XXI: globalización, totalidad y utopía, se refiere al legado viviente de las ideas del pensador peruano en nuestra actual coyuntura y, formulando la "utópica" integración de los peruanos que anhelaba JCM y que mediante esta idea principal sustraida del texto dice "Es la razón por la cual Mariátegui opta por una totalidad compuesta de elementos heterogéneos donde cada uno ocupa un lugar imprescindible en la composición del conjunto. Y, naturalmente, como en matemáticas, el conjunto representa mucho más que la suma de los elementos. Vale decir que el conjunto reúne realidad y utopía. "
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ARTISTAS EN HOMENAJE A MARIÁTEGUI
Celebración y fuego
DESDE LA CARICATURA O EL RETABLO, EL VIDEO O EL PERFORMANCE, EL COMENTARIO IRÓNICO O EL GESTO PROVOCADOR, UN GRUPO AMPLIO Y VARIADO DE ARTISTAS EVALÚA LA VIGENCIA DE LOS SIETE ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA, LA OBRA CARDINAL DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, A OCHENTA AÑOS DE SU PUBLICACIÓN ORIGINAL. LA MUESTRA SE PUEDE VER HASTA FIN DE MES EN EL CENTRO CULTURAL DE SAN MARCOS.
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Por Diego Otero
El día de la inauguración de 7 ensayos, 80 años, la exposición colectiva en homenaje a Mariátegui, Guillermo Quiroz irrumpió en el brindis bailando bajo la carcasa de una "vaca loca", esas típicas estructuras de carrizo y papel que son un símbolo en las festividades populares. Quiroz, al recontextualizar el referente en los límites de una muestra de arte, invitó a los espectadores a incluirse en el ritual celebratorio de una tradición que tiene que ver con la migración, con las especificidades culturales de la vida en provincias, y, en esa vía, con algunas de las preguntas básicas planteadas por Mariátegui en los Siete ensayos.
Lo más interesante de la acción de Quiroz está en su tono: es un tono propositivo, alegre, vital, de movimiento y afirmación. Algo parecido sucede con la Ruta Amauta, de Félix Álvarez, aunque ahí hay un matiz irónico. Álvarez imprime serigrafías fosforescentes del rostro de Mariátegui sobre una superficie de charospum, el material con el que se hacen las calcomanías de las rutas en las combis o los colectivos. Luego sencillamente regala las imágenes como un repartidor de volantes, y registra en video la interacción espontánea con los cobradores o los choferes de los vehículos.
La Ruta Amauta lee los Siete ensayos como un viaje pero también como una señal de ese viaje. Los carteles chirriantes, inestables y provisionales desde su propia condición, cruzan la voluntad del trayecto hacia una utopía social con la inevitabilidad del cambio, la mezcla, la transformación, que implica necesariamente una zozobra, y que es otra forma de viaje. La música del Grupo 5, en el video, afina la propuesta en una nota democrática, desprejuiciada, horizontal, inclusiva.
¿Cuál es el lugar de Mariátegui y sus Siete ensayos para la generación de Internet, el terror global y las asperezas migratorias? Pues quizás el de los puntos de encuentro entre las obras de Quiroz y Álvarez: la afirmación vital y la integración. Por eso, también, la pertinencia de un trabajo como el de Alfredo Márquez, que representa a Mariátegui como ícono, como "encarnación mediadora" de múltiples espíritus. O el juego cíclico que propone el "disco" de Julia Ortiz, en el que el éxito (el 'hit') está en la tenacidad necesaria para dejar de vernos siempre como otros, como excluidos, como dependientes.
Algunas propuestas de Siete ensayos, ochenta años se quedan en intención. Christians Luna, cuyos trabajos de reciclaje de cartón suelen ser potentes en su capacidad crítica y su ímpetu transformador, intenta llevar sus materiales de experimentación a un terreno más abstracto, pero el sentido se diluye. La pancarta de Angie Bonino, que enmarca la palabra "presente", es una buena idea, pero la realización, con el rostro de Mariátegui repetido como un mosaico, termina siendo un territorio demasiado conocido. "El mejor método para explicar y traducir nuestro tiempo es tal vez un método un poco periodístico y un poco cinematográfico", escribió alguna vez Mariátegui, y esas palabras, que no pueden ser más vigentes, resuenan en los mejores trabajos de la muestra.
HUMANISMO Y UNIVERSALISMO EN MARIÁTEGUI
Por Saúl Peña
Fundador del movimiento psicoanalítico peruano y uno de los nombres más relevantes de la especialidad, Saúl Peña participó en 7 ensayos, 80 años, el congreso internacional que conmemoró -la semana pasada- la aparición del libro de José Carlos Mariátegui. A continuación, un fragmento de dicha ponencia, que examina los vínculos entre biografía y pensamiento en el clásico del Amauta.
"En 1924 José Carlos Mariátegui se enfrentó a la muerte; perdió una pierna y su salud quedó resquebrajada. Esto muestra ya la fortaleza e integridad anímica y mental que poseía; el trauma no lo condujo a limitar sus potencialidades, sino más bien, en un singular ejemplo de coraje y tenacidad, pudo transformar esta experiencia en un estímulo para su compromiso vital, su amor a la vida, a los otros, a su Perú y a los desposeídos. Es fundamental para el ser humano la elección entre vida y muerte (real y simbólica). La experiencia del amor es lo más humano y humanizador.
Mariátegui patrocinó la reforma universitaria, no obstante ser él mismo un autodidacta y ostentar un carácter extrauniversitario. Su madre, su mujer e hijos inspiraron y compartieron su compromiso y su evidente humanismo. José Carlos, desde sus inicios, se distinguió como hombre de ideas y combatiente por la causa de la humanidad, llegando a ser el más profundo pensador peruano. En más de una ocasión manifestó que Europa significó su mejor aprendizaje, y de hecho fue una experiencia que lo terminaría conduciendo a su carácter de ser universal. Su influencia y los alcances de su obra se han extendido al mundo entero.
Los Siete ensayos fueron publicados en Amauta, con nombre y apellido, es decir con su identidad y su esencia: la realidad peruana y la grandeza de su espíritu. Amaba a los autores cuyos pensamientos formaban un libro espontánea e inadvertidamente. Esto lo entiendo plena y profundamente. Me recuerda un encuentro con un maestro mío, en Londres, quien me dijo que debía estar preparado para lo inesperado, con los pacientes y frente a la vida. Mariátegui dice que está alimentado por un imperioso mandato vital. "Mi pensamiento y mi vida constituyen una sola cosa, un único proceso, y si algún mérito espero y reclamo, es el de ser reconocido por meter toda mi sangre en mis ideas", dijo, coincidiendo con Nietzsche. Quizás no podría hallar una mejor forma de describir el contenido de lo que defino como una pasión lúcida.
Mariátegui transmite su libertad consciente e inconsciente, externa e interna, su amplitud y su dialéctica existencial, libre, responsable y distintiva cuando manifiesta estar en diálogo permanente consigo mismo; con su inconsciente, intuición y empatía. También dijo que ninguno de estos ensayos estaría acabado mientras estuviera vivo, pensara y tuviera algo que añadir a lo por él escrito, vivido y pensado".
AMAUTA EN EL SIGLO XXI
Por Roland Forgues
Ensayista francés especializado en cultura latinoamericana, Roland Forgues ha reflexionado con originalidad y agudeza en torno al legado de Mariátegui en una serie de publicaciones, como su libro La utopía realizable. Forgues estuvo en Lima para participar del Simposio 7 ensayos, 80 años, con una ponencia titulada Mariátegui en el Siglo XXI: globalización, totalidad y utopía, de la que presentamos un breve fragmento.
Lo blanco, lo indio, lo mestizo y lo negro -aunque este último elemento represente el punto flaco del pensamiento mariateguiano- con sus respectivos modos de pensar, sus principios organizativos, y sus prácticas sociales, culturales y religiosas no están en condiciones de fusionar para crear una nación "una e indivisible" al estilo de Francia, modelo celebrado por Mariátegui. Porque, según el ensayista, se ha frustrado en el Perú el famoso "abrazo de las dos razas" y culturas que representaba Garcilaso de la Vega "el primer peruano sin dejar de ser español". Es la razón por la cual Mariátegui opta por una totalidad compuesta de elementos heterogéneos donde cada uno ocupa un lugar imprescindible en la composición del conjunto. Y, naturalmente, como en matemáticas, el conjunto representa mucho más que la suma de los elementos. Vale decir que el conjunto reúne realidad y utopía.
Pienso personalmente que es a la luz de esta idea de totalidad heterogénea que se debe interpretar la famosa fórmula "Hay que peruanizar al Perú". No se trata para Mariátegui de reivindicar tan sólo lo indígena, como se ha dicho y repetido tantas veces, sino de reivindicar, según afirma él mismo en su polémica con Sánchez "un Perú integral", fruto de América y de Occidente, elemento - "fragmento", "segmento" o "parcela", según propias palabras- de un conjunto llamado "mundo".
En realidad el concepto de totalidad actúa en los dos niveles del hombre y del cosmos como elementos heterogéneos que determinan su esencia y existencia.
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IMÁGENES
1.- "José Carlos Matiátegui. Moquegua., Perú, 1984". Serigrafía de Alfredo Márquez.
2.-"Habla... José Carlos", serie de 4 fotos de Marcelo Zevallos.
3.-"Si yo fuera el otro", Julia Ortiz.
4.- "Paseo", de Marcel Velaochaga.
2013
Hace 10 años
2 comentarios:
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lo que yo queria, gracias
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